¿ TAUROMAQUIA ?

Focus: Sociedad
Fecha: 01/06/2017

Los oligarcas de la “villa y corte” celebran estos días un mes de festejos, entre los que destaca la tortura y muerte de unos toros, alimentados y cuidados previamente para ser sacrificados. Esos denigrantes espectáculos han contado siempre además con la subvención financiera de los gobiernos del Estado, en una clara expresión de su “modernidad”.

Dicen que sólo un veinte por ciento de los españoles del censo actual han acudido alguna vez a esta cacería. Quizás sí. Lo que ocurre es que ese veinte por ciento es el que detenta el poder, bien sea en el ámbito económico-empresarial oligopolístico o en el entramado público (miembros del gobierno, parlamentarios, jueces). Todavía tengo en la retina la fotografía de unos miembros del sacrosanto Tribunal Constitucional de hace unos años que, puro en ristre, disfrutaban de la fiesta. Lo he dicho muchas veces y lo repito: sólo puedo expresar mi más absoluto desprecio.

No vamos a especular de nuevo sobre los orígenes de la “fiesta” ni sobre el hecho de que forme parte de “su” cultura. Ahí está justamente el problema. Si son capaces de reflexionar, aunque sea por un momento, podrían preguntarse qué significa este símbolo en su decurso antropológico. Cabe añadir la manipulación del concepto, pues “tauromaquia” significa en griego original “lucha frente al toro” (lucha noble entre mamíferos), que estos tipos han convertido en una carnicería. Como alternativa, podrían organizar visitas semanales a un matadero.

Cuentan que cuando Einstein vivía en Princeton y debido a su fama de gran sabio, mucha gente le escribía cartas recabando su opinión sobre las más diversas cuestiones. En una ocasión un rabino le pedía como consolar a su joven hija por la muerte de su hermana. Einstein le contestó así:

“Un ser humano forma parte de un todo al que denominamos “universo”, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Se experimenta a sí mismo, a sus pensamientos y sensaciones como algo separado del resto, como una ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión constituye para nosotros una prisión que nos limita a nuestros deseos personales y al afecto hacia unas cuantas personas cercanas a nosotros. Nuestra tarea ha de ser la de liberarnos de esa prisión, ampliando nuestro círculo de compasión, hasta abarcar a todas las criaturas vivientes y a toda la naturaleza en su belleza. Nadie logra esto del todo, pero el luchar por intentarlo forma ya parte de esa liberación y constituye una base para la seguridad interior”.

Quien no haga ese esfuerzo progresivamente, seguirá instalado en la barbarie.

Alf Duran Corner

 

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