EL BREXIT COMO PROVOCACIÓN

Focus: Política
Fecha: 03/06/2016

Este mes los ciudadanos británicos tendrán la oportunidad de expresar su opinión sobre la permanencia o no de Gran Bretaña en la Unión Europea. Es un referéndum para un tema importante, una consulta que expresa el talante democrático de un país, un país en el que nacieron Samuel Johnson, John Stuart Mill, John Locke y David Ricardo.

Es curioso observar como este referéndum procede de la promesa del líder del partido conservador (señor David Cameron), promesa determinada por la presión de la corriente euroescéptica de su propio partido, en especial de los militantes senior y de la Cámara de los Lores.

El establishment (burocracia y plutocracia) lleva tiempo en campaña recomendando a los británicos que voten permanecer en la Unión Europea, porque nunca habían estado mejor. En paralelo les presentan unos escenarios de caos e incertidumbre para el Reino Unido si deciden marcharse. En este sentido, con la diferencia del talante ya expresada, la campaña se parece al cúmulo de estupideces que los señores Rajoy, García Margallo y su corte de titiriteros, sueltan públicamente respecto a una Catalunya independiente.

Cameron, Osborne y otros aguerridos propagandistas dicen cosas como que “no es moral votar el Brexit” (parece que no les explicaron en Eton el significado de “moral”), o que los diez millones de pensionistas (tema recurrente) pueden ver reducidas sus pensiones o que en el 2030 (tampoco han leído a Keynes cuando se reía de los pronósticos a largo plazo) la economía británica puede haber perdido el 30% de su PIB.

Cuentan con la colaboración del FMI, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el Consejo de Europa, el Banco de Inglaterra, la City de Londres (esa isla financiera dentro del país), el G7. Hasta el señor Obama les ha hecho de telonero en un reciente viaje, donde les aconsejó que no abandonaran el barco.

¿De qué barco estamos hablando? De un barco a la deriva, un barco que es un proyecto fallido en lo económico, en lo político y en lo social. Sólo hace falta recordar el contencioso de los refugiados, la crisis bancaria, la explosión de la Deuda Pública, el ridículo papel de la Comisión Europea ante los desplantes de algunos socios miembros, los desequilibrios permanentes a nivel macroeconómico, las ineficiencias de la burocracia de Bruselas, los disparates de un parlamento (refugio de políticos sin trabajo estable) en el que se debaten temas como la relación entre el nacionalismo (el catalán, por supuesto, a petición de la señora Giménez Barbat) y los trastornos mentales.

Tanto si los británicos deciden quedarse como si se marchan, el problema no es el Reino Unido sino el futuro de la Unión Europea. El modelo no funciona y hay que cambiarlo; no basta con soluciones cosméticas. Pero, ¿quién lo va a cambiar? Echemos un vistazo al material disponible: el señor Tusk, la señora Merkel, el señor Juncker, el señor Renzi, el señor Hollande, el señor Schulz, el señor Sarkozi y un largo etcétera de paniaguados. Lo tenemos mal, pero que muy mal. ¿Dónde están los herederos de los Schuman, Delors, Mitterrand, Kohl?  El problema del mundo, no sólo de la UE, es la ocupación de los puestos de mayor responsabilidad por un partida de mediocres.

Es difícil hacer pronósticos, sobre todo en un tema novedoso, como es un referéndum de estas características. Parece que al final habrá un empate técnico, con la probabilidad de una ligera mayoría a favor de quedarse en la UE. Las razones pueden ser demográficas. El segmento más joven no ha vivido una Gran Bretaña aislacionista, cuando ellos hablaban de Europa como el continente; para la juventud la UE es el marco de referencia. El segmento de los pensionistas (mayores de 65 años) harán caso a la campaña del miedo (a partir de cierta edad cualquier cambio es percibido como un riesgo). Votarán quedarse. El bloque intermedio votará mayoritariamente por el Brexit, quizás porque han idealizado el modelo de país de su infancia. Las clases populares temen el impacto de la inmigración, con un cierto componente xenófobo fomentado por la extrema derecha. Si acuden a las urnas (la participación es clave) pueden fomentar la salida.

El poder financiero (una isla dentro de otra isla) se lo mira con cierto distanciamiento, aunque financia la campaña del “remain”. Ellos saben muy bien que Londres es la plaza financiera más importante del mundo (a la par con Wall Street) y que lo seguirá siendo (con Brexit o sin Brexit). ¿O es que alguien cree que la gran banca universal, la banca de inversión, los fondos institucionales, los fondos de inversión, los gestores de activos, las compañías aseguradoras, los fondos de alto riesgo, la “banca en la sombra” van a quedarse con los brazos cruzados a ver qué pasa? No encontrarán ningún otro lugar en el mundo en el que gocen de la autonomía de gestión que tienen ahí. Aportan el 12% del PIB y su saldo neto es de 72.000 millones de libras esterlinas.

Las casas de apuestas (en el Reino Unido es más fácil encontrar una casa de apuestas que una farmacia) están en plena vorágine. Lo del Brexit es una apuesta más, pero hace un par de semanas ya llevaban acumuladas veinte millones de libras. Domina la apuesta por quedarse, aunque el sondeo más reciente (44% ”remain” 40% “leave”) ha producido un cambio de signo.

Como todo el mundo comete errores de bulto, el último y muy sonado cometido por el gobierno es enviar un folleto a los veintisiete millones de hogares, cuya lectura resulta farragosa. Dicen los analistas serios –que los hay–  que después de leerlo con cuidado aumentan las dudas sobre qué votar.

Creo que lo que va a inclinar la balanza será el sprint final de los contendientes. Ocurra lo que ocurra, se producirá un cambio importante que afectará al entorno económico, político y social. No sólo de Europa.

Y es que la UE se ha convertido en una extraña caja cerrada que me recuerda aquella estrofa de los Eagles en su canción “Hotel California”:

“You can check-out any time you like

But you can never leave”.

 

Estamos atrapados. Otra de nuestras extrañas paradojas.

 

 

Notas:

(1)  Nuestra cita: Uno de los padres del “Felipe” (FLP) nos dejó esta joya de cita. Hay que leerla sin prisas para comprenderla.

(2)  En la lectura seleccionada tenemos unas estimulantes reflexiones del físico Carlo Rovelli sobre el papel del ser humano en el universo.

(3)  En mi biblioteca tenemos un interesante libro sobre los modelos de belleza a los que se somete la mujer contemporánea.

(4)  En “De otras webs”, David Torres desnuda metafóricamente a Alberto Rivera y a su corte de trepadores.

Alf Duran Corner

 

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